RUTA: Tras los cristales

Correspondería a la segunda parte de la novela "Lo que esconde tu nombre" (premio Nadal, 2010), ambas escritas por Clara Sánchez y a quien se le otorgó el premio Planeta en 2013, aparte de otros galardones que han hecho que su obra haya sido traducida a varios idiomas.
La originalidad del tema estriba en que la autora intenta explayarse en las formas de vida que llevaban los alemanes (nazis) que tras acabar la II Guerra Mundial huyeron a la Costa Mediterránea para evitar las represalias de las tropas aliadas como fueron los juicios de Nuremberg. En estas tierras se instalaron con el beneplácito y visto bueno del general Franco, arrullados por la brisa fragante de la Costa Blanca y el calor del invierno levantino.
En concreto, la novela sitúa a los nazis como turistas en la localidad de Denia, aunque la autora la denomina "Dianium" creyendo que los vecinos, los dianenses, se ofenderían con el contenido. Todo lo contrario, la presentación del libro levantó mucha expectación y la gente estaba muy contenta de que la novela estuviera ambientada en su tierra y en papel impreso, negro sobre blanco, lo que sube la moral tanto a nivel personal como colectivo.
Nº 1.- Panorámica de Denia. A la derecha, Castillo, a la izquierda el Montgó
Este tema había sido poco tratado en España al contrario de lo que habíamos oído de otros países de Sudamérica como Argentina, Uruguay, Chile...a los que también llegaron los nazis, lo que nos hizo sospechar siempre que los dictadores del Cono Sur acogieron y ayudaron a estos personajes a reiniciar la vida a cambio de que les asesoraran y les enseñaran todo tipo de medidas represivas.
Asunto tabú y nada juzgado este, al igual que el de los campos de concentración españoles o el trasiego (venta) de bebés a familias del régimen franquista y provenientes de las clases sociales vencidas en la Guerra Civil española. En mi caso tuve el primer contacto con este último tema tras la lectura de la novela de Benjamín Prado "Mala gente que camina" que me abrió la mente y me di cuenta de que todos los dictadores, sea cual sea el punto del mundo en que se ubican, siguen los mismos protocolos y las mismas pautas para humillar y destrozar moralmente a los que no comulgan con su ideología.
Siguiendo esa mezcla de realidad-ficción, nos encontramos con dos personajes claves en la historia: Salva y Julián, antiguas víctimas de ellos en el campo de concentración, y como coprotagonista, Sandra que se ve envuelta en la aventura por amistad primero y por convicción, después.
Salva descubre datos sobre estos alemanes que viven, unos en chalets y otros, ya mayores en una Residencia de la tercera edad "Los Olivos", y animado por el descubrimiento, llama a su amigo Julián para que venga y le ayude a investigar, a los que se une por segunda vez Sandra. Esta no pensaba volver allí más pues, desde el principio, le había parecido todo muy raro, pero un día, al recoger a su hijo en la guardería madrileña se encontró una nota:
"¿Dónde está tu amigo Julián? Volverás a saber de nosotros?" lo que le hace regresar a la costa para avisarles.
Salva ya ha muerto y solo está Julián con el que tomará diferentes opciones factibles dentro de sus posibilidades. De todos los nazis que formaban la sociedad llamada la Hermandad, hay algunos que trascienden el anonimato histórico e incluso en algunos momentos al mismo Fhürer
Clara Sánchez al nombrar a estos octogenarios que siempre estaban rodeados de jóvenes a modo de cachorros (Frida, Martín...), que los cuidaban y adoraban al igual que al pasado glorioso de su país, Alemania, les cambia los nombres a excepción del más famoso: el conocido como "El Carnicero de Mathausen" (Albert Heim).
Residencia Los Olivos
Julián trata de volverlo loco, cambiándole las cosas de su habitación, de lugar. Sería su venganza particular. Se intuye tras la lectura del libro, que "El Carnicero" se suicida al final y Frida hace desaparecer su cuerpo para simular que ha vuelto a Alemania y mantener su honorabilidad, por lo que este siniestro personaje, que cometió atroces prácticas contra los judíos, no tiene certificada su muerte oficial y vivió su paraíso en la tierra, siendo expulsado de Alemania al igual que otros, a este paraíso del Mediterráneo ¡¡ Ironía del destino!! todavía se pueden contemplar numerosas lápidas alemanas en el cementerio.
Le he llamado "Ruta Literaria tras los cristales" porque realmente fue así: el día que elegimos ir a Denia para seguirla era lluvioso y yo no tenía precisamente uno de los mejores, ya que la dificultad para andar y moverme era claramente visible, por lo que íbamos llegando a los lugares oportunos de la costa dianense en coche o andando a las zonas más difíciles Serafín, su hermana Adelaida y Jesús. Sin la ayuda, asesoramiento y avanzadilla de estos dos últimos para la recogida de datos hubiera sido imposible organizarla. ¡Muchas gracias! Aparte estuvo el sabrosísimo "arroz a banda" y el excelente pescado con el que nos obsequiasteis, que nos hicieron olvidar por un momento la injusticias que se han cometido a lo largo de la historia sin resplandecer la verdad y quedando impunes.
La localización de los lugares citados en la novela es bastante difícil porque los vestigios han ido desapareciendo con el paso del tiempo, aunque nos contaron que hubo cruces gamadas en los edificios y villas hasta los años ochenta del siglo pasado. Villas en las que se organizaban grandes fiestas donde corría el champán a la par que brillaban los uniformes y las joyas femeninas entre los invitados.
Playa de Les Rotes
Algunos de los sitios presentan nombres cambiados, hecho atribuible en parte a la autora, pero también a las autoridades de Denia pues a nadie le interesa que en el callejero figuren nombres que deberían considerarse proscritos.
En cuanto a la residencia de la tercera edad "Los Olivos" dedujimos que hoy día se trata de una urbanización reciente y moderna de tres plantas , con tres olivos enormes a la entrada.
Las villas todavía permanecen en pie pero con los nombres transformados. Lo único que no se ha podido modificar son los topónimos que persisten por encima del tiempo y de la historia como la Playa de las Rotes por la que transcurre la mayor parte de la novela y a partir de ella como punto de referencia.
Así que desde este punto seguimos la costa y nos vamos encontrando todavía los apartamentos Bremer con un cartel y una fecha en azulejos: 1954. Al parecer el hijo los vendió y se dedica a gestionar otras propiedades de la familia como caballos y yates. Un poco más allá por la carretera llegamos a Villa Sol donde la autora hace vivir a varios personajes de ficción, Fred y Karina como inquilinos, pero, en realidad esta casa perteneció al empresario alemán Johannes Bernhard, "El Ángel Negro", el que fue cabecilla intelectual de un campo de concentración. Franco le regaló la finca por los servicios prestados. Era un tipo de carácter bonachón que trabó buenas amistades con los lugareños, incluido un viejo militante socialista exiliado en Argentina que poco podía sospechar... Este general de las SS, el hombre de Hermman Goering en España, como lo describía Joaquín Gil en un reportaje para El País en 2013, fue dueño de un imperio empresarial que enviaba wolframio a Alemania para blindar los tanques y convenció al Führer para que ayudara a las tropas franquistas con un buen surtido de armas de guerra. Ahora esa casa se ha convertido en el Hotel Buenavista y ha pasado por diferentes manos a lo largo de los años.
Nº 7.- El gigante Montgó horadado por las cuevas
Seguimos la línea de la playa que llega al faro, un lugar donde los protagonistas de la novela se reúnen de forma clandestina para intercambiar información y articular su estrategia cazanazis, teniendo a su espalda el Montgó, montaña visible desde gran parte de la ciudad de Denia y cuya visión les acompaña donde van. Desde abajo vemos la montaña horadada con agujeros que simulan cuevas y que en el libro esconden sus misterios. Peña Negra, espacio que se repite en el libro constantemente y donde se cree han ido a parar personas desaparecidas por buscar a estos funestos personajes...
Otro lugar que se cita en la novela es "Palau Verd", un hotelito con restaurante ajardinado e idílico. El edificio, de azulejos verdes, tiene el sabor de aquella época. Era punto de reunión de nazis y en los ochenta, le llamaban Casa Finita por una antigua jefa de Falange, estando coronado su pozo principal por una cruz gamada...
Otros muchos sitios podemos localizarlos por el casco histórico como "El Tosalet" y junto a la playa como el Club Náutico, el campo de golf, Club Nordic, La Xara...
En resumen, a lo largo de la historia aparecen como en procesión en la Residencia de la tercera edad muchos personajes pero al final no se sabe nada de ellos. En general, los veo bastante primarios, no evolucionan demasiado en su personalidad, no pudiendo señalar a uno que sea redondo por lo completo que se le describe. Hay detalles curiosos como la moto de Julián que se llama "libertad" porque le servía para salir de la Residencia e ir al faro; o el hecho documentado de que muchas personas, después de sufrir tanto en los campos de concentración,
justo al salir de ellos se suicidaran, ¿por qué? Porque ahora les faltaba la esperanza de salvarse y de seguir...
Según C. Sánchez, no estamos ante una novela maniquea, de buenos y malos, sino que el argumento principal es una defensa ante la maldad, porque no siempre somos lo que parecemos. Y las dos víctimas protagonistas, Julián y Salva tan solo querían ejercitar su justicia particular...
El Nazismo se nutrió de lo más primitivo del ser humano, creyéndose superior y humillando al prójimo. Hoy día, en muchos casos, los neonazis no utilizan toda la parafernalia exterior, por lo que es más difícil reconocerlos. Pero hasta Don Quijote en sus numerosas charlas con Sancho Panza dice "Amigo Sancho, el mal absoluto es el que va disfrazado de bien".
La novela está escrita en fragmentos que cuenta Julián una vez y Sandra, otra, lo que hace que los hechos narrados se repitan y que la lectura sea poco fluida
Al final, el secuestro del niño queda algo confuso, a lo que no ayuda el que el lenguaje sea correcto pero falto de musicalidad y magia. A lo mejor el tema no se prestaba para ello, pero...
Sin ánimo de dar publicidad a Denia entre otras razones porque no lo necesita, ¿por qué viajar hasta allí?
Pues aparte de seguir la ruta que marca el libro, a mí no solo me gusta leer, sino vivir las experiencias, comentarlas, sentirlas y verlas in situ... también porque la privilegiada situación de Denia la ha convertido, históricamente, en un lugar de asentamiento de diferentes culturas. Los iberos, los romanos, los musulmanes y los cristianos han dejado su impronta en esta ciudad. "Civitas stipendaria", primero, y después "municipium" durante la Antigüedad clásica, Reino de Taifa culto y opulento en el siglo XI, Denia, con la conquista cristiana, cabeza de condado y posteriormente del marquesado, fue un buen ejemplo de ciudad moderna hasta que sucumbió durante la Guerra de Sucesión. En el siglo XIX recobra su protagonismo gracias a la expansión que provoca el comercio de la pasa. Desde comienzos del siglo XX la producción de agrios y la industria juguetera pasan a ser la base de la economía dianense. A partir de los años sesenta será el turismo y la actividad pesquera.
Nos daremos también una vuelta por el Castillo ("El Castell"), fortaleza que domina el casco urbano a los pies y un amplio segmento de la costa, contemplando restos que van desde la Antigüedad clásica hasta la actualidad.
Los viejos lugareños, receptores de la tradición, nos pueden contar el desastre de la fragata "La Guadalupe" en Les Rotes en 1799. Este hecho supuso una gran pérdida para la Armada de S.M. Carlos IV y un coste humano de 147 hombres lo que fue un referente para pedir la construcción de un puerto en la localidad, consiguiéndose a finales del siglo XIX. Como estamos ante una zona de aguas transparentes y muy apropiadas para el buceo, esto facilitó el descubrimiento en 1999 de restos de la citada fragata y todavía se puede llegar a observar parte del pecio, entre 50 y 100 metros de la costa y entre 3 y 8 metros de profundidad.
No podemos terminar esta Ruta sin ponerle algo de poesía ac
udiendo a las letras de Joan Manuel Serrat y "su" Mediterráneo:

Yo, que en la piel tengo el sabor
amargo del llanto eterno
que han vertido en ti cien pueblos
de Algeciras a Estambul
para que pintes de azul
sus largas noches de invierno.
A fuerza de desventuras,
tu alma es profunda y oscura.
A tus atardeceres rojos
se acostumbraron mis ojos
como el recodo al camino...
Y sin dedicar un recuerdo a los refugiados e inmigrantes. ¿Cómo el "Mare Nostrum" que a lo largo de la historia fue puente de unión entre culturas y personas, creándose todo un mundo en sus orillas, ahora puede engullir a todos esos que lo cruzan con tanto esfuerzo para salvarse de una guerra o buscar una vida mejor y tan solo encuentran, en ocasiones, una tumba entre sus aguas azules, acunados por algas y caracolas...?
¿Saltando en el tiempo, pensamos si tan diferente es el color de los cabellos, rubios o azabaches para que su acogida y final sea tan distintos?
Y no podemos dejar sin nombrar a Eva, amiga y compañera del PROA en el instituto Segundo de Chomón,(cuánto se te echa de menos por Teruel), a Pablo y al pequeño Lucas, en la preparación y realización de este viaje con sus vivencias y documentación. Gracias, volveremos pronto.
Ay, si un día para mi mal
viene a buscarme la parca.
Empujad al mar mi barca
con un levante otoñal
y dejad que el temporal
desguace sus alas blancas.
Y a mí enterradme sin duelo
entre la playa y el cielo...
En la ladera de un monte,
más alta que el horizonte.
Quiero tener buena vista.
Mi cuerpo será camino, le
daré verde a los pinos
cerca del mar, porque yo
nací en el Mediterráneo.
J.M. Serrat
Aquí el enlace para saber más sobre la estancia de antiguos esbirros hitlerianos en Levante.

1 comentario:

  1. Sencillamente genial, Carmen. Enganchas con todo lo q escribes.Lo mejor del libro fue haberte visto.

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